Reflexiones de medio pelo….
La velocidad con que se vive, se
piensa y se escribe es un icono de nuestros tiempos, la velocidad impide
reflexionar y la vorágine con que aparecen pronunciamientos de toda índole parece
asomar como marca de un nuevo paradigma comunicacional.
El borrador, aquel boceto
primario de una idea, es remplazado por imágenes ilustrativas que mejor encajen
en la “noticia” o denuncia elegida como forma indivisible de fogonear sectores
que se dicen “Libertarios” pero esconden en sus primarias enunciaciones rasgos
distintivos anacrónicos de un pasado no muy lejano.
Es así, como aparecen imágenes dantescas
tan surrealistas que ninguna artista podrá superar jamás, una señora paquete
envuelta en un tapado de piel y una curiosa gargantilla de oro puede sostener
un cartel que reza “En barrio norte también tenemos hambre” o algún muchachito
que prolonga su adolescencia semidesnudo podrá mezclarse en fotografías con políticos
desahuciados por el voto de la gente con la firme convicción de poder mostrársela
a algún amigote ocasional.
Estos cuadros, son síntomas claros
de una sociedad que prioriza la “idea fuerza” por sobre el debate profundo, un
sector minoritario adherente a consignas vacías de contenido que repite cual
homo sapiens “Yo golpear cacerola”, Por suerte no todos los manifestantes son
sacados de historietas de ciencia ficción, conozco amigos responsables que
saben porque golpean su cacerola con los cuales puedo mantener un debate ideológico
respetando posiciones aunque sean antagónicas, pero jamás, podre respetar un
nene que grita desaforadamente “Quiero Veranear en Punta del este”; por
supuesto que tiene derecho a veranear donde sus padres puedan pagarle sus
merecidas vacaciones, pero gritar una consigna de ese estilo, es al menos, no
entender para que fue a esa marcha.
Y así trascurren los días, las
horas, los Tweet, con la velocidad que una proclama impone, escondiendo en el
fondo el debate que la sociedad pos moderna no hizo, asumió que la gente que
queda por afuera de un sistema no importa, no existe como si fuese un “desaparecido”
de la escenografía urbana que recorremos día a día, si el debate se abriera a
los oídos diversos en ideologías, quizás retomaríamos el dialogo sobre las
secuelas que un sistema capitalista genera en la sociedad, en sus habitantes,
en su hábitat y quizás, podríamos comprender que la señora de barrio norte, el
nene “privado” en su imaginario de sus vacaciones es pieza integral de un
entorno que se completa con el limpiavidrios de la esquina de tu casa, y la jubilada
con necesidades oncológicas que hoy cobra una jubilación y tiene obra social
porque alguien se atrevió a patear el tablero de las políticas liberales de la década
de los noventa.
Confrontar ideas, no personas,
confrontar mensajes, no mensajeros, debería ser parte fundamental de este
proceso que las redes sociales en un velocidad solo valorizan el “Como lo digo”
por sobre que digo….
Sergio Rodriguez
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