Páginas

martes, 8 de enero de 2013


Memorias de un ser vivo….


Cansado de experimentar las más rutinantes situaciones cotidianas, me recosté sobre la dura vereda barrial, justo debajo de un tilo tan imponente como el resplandor del sol de aquella tarde veraniega.
Entre suspiros producto del calor agobiante, varios recuerdos comenzaron a surcar mi frágil memoria, algunas imágenes tenues por el tiempo trascurrido, otras mas intensas, quizás por las huellas que dejaron no solo en mi robusto lomo, sino también en mi mas pequeño corazón…..
No recuerdo mis días de pequeño, solo tengo algunas voces entremezcladas con latidos, mis primeros recuerdos son de aquella gran avenida 44 que cruce por primera vez, mirando de reojo a aquella manada de transeúntes que esperaban pacientes alguna señal, nunca entendí bien cual, solo me limitaba a imitar sus actos. Yo no pedí nacer, pero acá estoy, recordando momentos frágiles de mi vida, una vida que sin duda debería ser retratada por alguien para que no sea una historia mas de una ciudad cualquiera.
Este olor tan penetrante, el del árbol que hoy me resguarda, seguro si, ya forma parte de la memoria colectiva, también sus hojas que se esparcen entre los huecos de esta vereda tan maltratada por el tiempo, jugando con la brisa que las levanta y las deposita una y otra vez como si se tratase de un movimiento perpetuo perfecto, como no recordar este olor, si me trae tantos recuerdos de mi adolescencia, corriendo por la plaza Moreno detrás de alguna pelota ocasional que alguien dejaba caer, ahora, sospecho que era una acción a adrede para verme correr feliz, si, era feliz detrás de esa pelota, a veces de goma, a veces mas sofisticada, y otras veces, solo un pedazo de baldosa que jamás rebotaba; justo en esa plaza, la conocía a ella, toda un exponente femenino, su pelo parecía terciopelo, sus ojos penetraban mi ser cada vez que me miraba, pero nunca se detuvo, una fuerza mayor la empujaba día tras día, no la vi mas.
Tengo sed, pero no puedo levantarme ya, mis fuerzas quieren abandonarme, justo en este momento que comienzo a entender el sentido de aquella plaza, de aquella pelota, de aquel pelo aterciopelado; no era libre como yo, ella. Tengo sed.
El mundo parece girar alrededor mio, pero no me ven, pasan apurados, llevan prisa, deben ir a reuniones o citas importantes, como cuando me levantaba temprano para hacer mi recorrido por todos los comercios del barrio, buscando mi sustento diario, muchos me corrían, pero muchos me entregaban su alma; tengo sed, pero nadie me extiende su mano hoy.
Tengo sed, mucha sed….pero seguiré corriendo detrás de esa pelota.........

 
La gente, seguía caminando sin darse cuenta, de aquel perro moribundo, deberían tener alguna cita importante.

 
Alfonso Quijano II
17/10/2012
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario