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miércoles, 31 de octubre de 2012


Suerte

John, un joven norteamericano, muy hábil para los
negocios, siempre espero que llegase su oportunidad, año tras año, enviaba extensas cartas de presentación a las grande firmas neoyorquinas con la firme esperanza de obtener una entrevista laboral y poder forjar su futuro. Aquella noche, una vez que había completado su equipaje personal, se dijo, mañana el vuelo parte a las 8.45, como era una persona muy precavida, a tal extremo, que años anteriores tubo que tratarse psicológicamente. Ya tenía todo planificado para el día siguiente.

El sabia, que el trayecto desde su domicilio al aeropuerto, lo cubría en veintidós minutos, con lo que pensó y se dijo; con solo levantarme cuarenta y cinco minutos antes alcanza, el tiempo para higienizarme, desayunar algo improvisado y salir rumbo a mi entrevista, rumbo a mi futuro, sabia que por su edad, esta oportunidad era su oportunidad.

Al sonar el despertador, y levantarse, noto que el sol era demasiado alto para la hora que marcaba su reloj; al encender el televisor, su corazón comenzó a palpitar furiosamente, 8.23 decía la comunicadora de turno; 8.23, solo tengo veintidós minutos, comenzó a vestirse rápidamente, mientras pensaba por qué su reloj despertador le había jugado una mala pasada, no desayuno, levanto todas sus pertenencias que llevaría, su futuro era lo mas importante.

No puedo perderme esta oportunidad, después de tantos años.

Al encender su automóvil, 8.27 marcaba su reloj de pulsera, pensó, aunque no creyera demasiado, voy a necesitar toda la suerte del mundo para llegar a tiempo, los semáforos, los peatones, el peaje, el trafico, cuantas interferencias deberá sortear para llegar a abordar el vuelo. Al llegar al primer semáforo, la luz verde, le indicaba que su suerte quizás lo acompañaría, de todas formas, respetaba todas las velocidades de la urbe, siempre fue respetuoso de la ley, no tanto por convicción, sino por temor a las represalias. Las cabinas de peaje abiertas, fueron su segunda señal, paso sin demoras extras la autopista que lo llevaría a su oportunidad, quizás la última.

Sin embargo, al llegar al aeropuerto, recordó, que hago con el vehículo, a quien llamo, no lo había previsto y tendría que improvisar, pensó en su ex pareja, rápidamente abondo la idea de solo imaginarse la conversación y los reclamos, no tengo tiempo pensó, dejare el auto en el estacionamiento hasta mi regreso y asumiré las consecuencias.

8.44 marco su reloj al ingresar al lobby del aeropuerto, los vuelos son puntuales pensó.

Ya habían realizado los tres llamados pertinentes, corrió desesperado al mostrador a realizar las formalidades del caso, su buen estado físico, seria un aliado a la hora de correr para abordar el vuelo, al llegar al final de la manga, vio como la puerta cerrada desvanecía su oportunidad, siete segundos son una eternidad pensaría luego, siete segundos fueron los que trascurrieron desde que vio la puerta hasta que la misma se abrió lentamente, le habían comunicado al piloto de la aeronave que un pasajero demorado abordaría el avión y la azafata con aquellos ojos azules y una mirada dulce, le estaba brindando la paz que había comenzado a perder.

-Bienvenido, gracias por confiar en american airlines.

Todavía palpitaba ferozmente su corazón cuando se sentó al lado de una mujer anciana de rostro cálido, le hacia recordar a su abuela con quien paso su infancia. La corrida hacia el avión había sido prolongada, quizás su estado físico no era el que el suponía tener, al sentarse, una fuerte exhalación salió de su boca y aun con agitación murmuro en voz baja, hoy, es el día de mas suerte en mi vida.

Los restos de John, nunca fueron hallados, el Boeing 767, fue el primero en estrellarse en la torre norte del World Trade Center en nueva york.


Alfonso Quijano II
24/03/2011

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